Cultura y represión




En la tradición de la filosofía occidental, Sócrates había dicho “Conócete a ti mismo”), Descartes, “Pienso, luego existo” y Kant “El yo pienso debe poder acompañar todas mis representaciones”. Para Freud, el narcisismo supone una confusión de la conciencia inmediata que me hace creer que soy tal como yo creo que soy. Se dice que existen tres grandes afrentas al narcisismo de la humanidad: el copernicanismo, el darwinismo y el psicoanálisis.

Según P. Ricoeur, Freud sospecha de esta primacía de la conciencia y cuestiona toda pretensión de considerar la reflexión del sujeto sobre sí mismo. Esto es así porque la conciencia, como signo, está separada de su propio sentido por un obstáculo: la represión. Pero no sólo es inconsciente la parte “más profunda” del yo sino también la parte “más educada” (los imperativos, las reglas morales). Por ello, el sentido de lo que soy ya no está dado sino ocultado.

Para M. Foucault la sospecha supone preguntar: ¿la conciencia es capaz de acceder en forma directa a la verdad? Y más aún, ¿existe un sentido oculto o perdido que hay que develar, desenmascarar, descifrar? Por ello la interpretación implica descubrir la historia para romper con lo establecido racionalmente. La interpretación psicoanalítica se vuelve una herramienta crítica porque significa una “puesta en crisis” de la relación entre el sujeto y su relato.

Sigmund Freud vivió entre 1856 y 1939. En relación con su formación académica inicial sobre neurología, en una primera etapa de sus investigaciones, se dedica a la terapia de las neurosis histéricas, fundamentalmente siguiendo el método catártico vinculado al médico vienés Joseph Breuer. Pronto Freud desarrolla individualmente otro método, el de la asociación libre, que permite mostrar el nexo entre lo manifiesto y lo oculto a partir de la verbalización del propio sujeto. En esta etapa encontramos una interpretación fisiológica, biológica de la neurosis, coherente con su formación de neurólogo y la herencia del positivismo del siglo XIX en su pensamiento.

Una segunda etapa en la obra de Freud está marcada por el paulatino abandono de la interpretación biológica por otra de carácter psicológico. El texto que señala la ruptura es La interpretación de los sueños de 1900. En ella se ocupa de los sueños como objeto científico, mostrando la existencia de procesos inconscientes como importantes motivadores de la conducta. Esta consideración del inconsciente y de la conciencia da lugar a la por él denominada primera tópica (inconsciente, consciente y preconsciente). El mecanismo que actúa en relación a estos procesos es la represión. El psicoanálisis caracteriza de este modo al siglo XX porque su objeto epistemológico, es decir el objeto de su saber, el inconsciente, es transgresor de los saberes del siglo XIX sobre el hombre.

Al respecto del inconsciente afirma Castilla del Pino: “Su descubrimiento fundamental es no sólo la existencia de procesos psíquicos inconscientes, cosa que había sido anteriormente insinuada por parte de filósofos (Fleming, Ambrossi, incluso, más anteriormente, por Leibniz, y también por Schopenhauer y Nietzsche), sino al carácter de sistema que dio a la construcción psicológica derivada de este develamiento.” (ver entrada “Nietzsche”).

La segunda tópica, que caracteriza al aparato psíquico por la interrelación del ello (estrato pulsional, libidinal y destructivo, a merced del principio del placer), el yo (obediente al principio de realidad) y el superyó (ideal del yo, conciencia moral), se vincula a la etapa final de la obra de Freud. En esta etapa sus preocupaciones giran en torno a la dimensión social y cultural de la humanidad (Psicología de las masas y análisis del yo, El porvenir de una ilusión, El malestar en la cultura entre otras)

Comentarios

  1. Algunas cosas que "yo", Sol, "entendí" soobre el malestar de Freud, y muchas citas de él.

    1-El yo: es la sensación de nuestra mismidad. Se nos presenta como algo independiente, separado, individual, distinto a lo que nos rodea. El límite entre el yo y el mundo externo lo sentimos como algo obvio. Desde este yo Descartes afirma “pienso, luego existo”. Sin embargo hay una sospecha que también se siente en las palabras de Nietzsche “¿Qué me da a mí derecho a hablar de un yo causa de mis pensamientos?”. Dice que es imposible fundamentar: “que yo soy quien piensa, que pensar es el efecto de un ser que es pensado como causa (…) y que existe un ‘yo’”.
    Freud y Nietzsche sospechan que este yo cartesiano es bastante más complejo que lo descripto en la modernidad: “El yo se continúa hacia adentro, sin límites precisos, con una entidad psíquica inconsciente que denominamos ello, y a la cual viene a servir como fachada”. (Freud p.15)
    3- Causas del sufrimiento:
    1. Naturaleza
    2. Cuerpo
    3. Relaciones sociales
    Las primeras dos son bastante inevitables: cae un diluvio, erupciona un volcán, hay terremotos; nuestro cuerpo envejece, nos duele alguna articulación, nos contracturamos y tenemos certeza de la muerte que nos acecha…

    En cuanto a los vínculos sociales, entre otras cosas, hay un contrato social que fue desarrollándose desde la prehistoria y se plasmó con Hobbes y sus amigos (Locke, Rousseau, etc.) Allá por la modernidad (s. XVII XVIII) ¿El Leviatan (Hobbes) 1651?
    Con la frase “Homo homini lupus”, el hombre es el lobo del hombre, se ve que nosotros, librados a nuestro propio azar e instinto, nos mataríamos entre todos, seriamos un desastre. Entonces para asegurarnos la subsistencia (y otras cosas), le entregamos nuestra voluntad individual al ESTADO. Él nos dará protección y regulará las relaciones sociales (protección contra la naturaleza y contra nosotros mismos). Obviamente se genera una puja, una tensión entre lo que queremos y lo que debemos hacer. Entre la voluntad nuestra y la de la masa. Entre el egoísmo y el altruismo, entre el impulso de amor, fusión, vida, Eros, (que reúne y conserva la sustancia en unidades cada vez mayores) y la pulsión de destrucción, agresión, muerte, (que se encarga de la disolución de esas unidades y las conduce de nuevo al estado inorgánico).
    No significa que Eros sea bueno y Muerte, malo. Muerte o sea, disolución, es paso previo a la vida. Solo en lo disoluto puede una nueva vida gestarse y lo vivo morirá. Como hay día y hay noche, hay en mí pulsiones de Vida y Muerte (Eros-¿Thanatos?)

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  2. 4- La felicidad. Freud explica que hay una aspiración que tiene dos fases:
    1. Evitar dolor y displacer.
    2. Buscar intensas sensaciones placenteras. “En sentido estricto el término felicidad sólo se aplica al segundo fin”. Freud. p.24
    5- Principio de placer. “El programa que nos impone el principio de placer, el de ser felices, es imposible”. Freud.
    Programa de principio de placer:
    Freud menciona diferentes técnicas de vida para buscar la felicidad, ya sea evitando dolor y displacer o buscando sensaciones placenteras. Algunas son:
    1. Soy ermitaño, rompo el vínculo con la realidad.
    2. Someto la naturaleza a mi voluntad, ciencia.
    3. Intoxicación, para qué explicarlo, ya lo conocen.
    4. Desplazamientos libidinales, sublimación. Traslado las metas pulsionales, me da independencia del mundo, porque al sublimar busco la satisfacción en los procesos internos, psíquicos (ejemplo, con la energía del instinto, escribo un libro, trabajo, pinto un cuadro, forjo una amistad).
    5. Fantasía, me abstraigo del mundo, sobre todo si me es difícil realizar el deseo.
    6. Arte de vivir (p. 29, último párrafo) “Quizás se acerque mucho más a esta meta que cualquiera de los métodos anteriores” (p. 30).
    7. Amor, amar, está al alcance de todos… dice. Ej: amor sexual.
    8. Belleza, poca protección anti-sufrimiento.
    9. Neurosis. Hay síntomas que aparecen como una sustitución cuando estamos insatisfechos (¿todos neuróticos?).
    10.
    6- Cultura
    Freud la define como “la suma de operaciones y normas que distancian nuestra vida de la de nuestros antepasados animales, y que sirven a dos fines: la protección del ser humano frente a la naturaleza y la regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres”.
    (Pablo se pregunta “¡Qué hago acá! ¡Entre todas estas normas que me separan (...) de mis antepasados animales! ¡¿Para qué sirven?! ¿Para protegernos de la naturaleza? ¿Para regular nuestros vínculos recíprocos?”).
    “La cultura se edifica sobre la renuncia de lo pulsional... Se basa... en la no satisfacción... de poderosas pulsiones”.

    El desarrollo cultural es “la lucha por la vida de la especie humana.” “Tiene que enseñarnos la lucha entre Eros y Muerte... el contenido esencial de la vida en general”.

    7- “La cultura yugula el peligroso gusto agresivo del individuo debilitándolo, desarmándolo y guiándolo mediante una instancia situada en su interior, como si fuera una guarnición militar en la ciudad conquistada”. (¿superyó?)
    Cuando sublimamos nuestros impulsos ponemos esa energía en actividades psíquicas superiores. Cuando un hombre se vincula con otro, las normas que impone la cultura, lo obligan a sublimar la energía sexual y a crear un vínculo de amor fraterno que da lugar a las relaciones sociales (que tienen importancia cultural porque escapan al amor genital). Freud las describe como pulsión de meta inhibida y pulsión de meta directa. La directa (sexo) también tiene sus restricciones (en la época de Freud más), sólo heterosexual, con una pareja toda la vida, “solo para procrear”, etc. El varón, ¡la misma energía que le saca al sexo, la invierte en la cultura! Eros, restringida, encasillada.

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  3. Por otro lado el impulso de muerte. La sociedad canaliza esta agresividad que todos tenemos y la hace volverse en contra de nuestro yo, creando el superyó. Se interiorizan todas las normas crean un superyó que nos analiza y cada nueva renuncia de agresión fortalece este superyó haciendo más severa e intolerante nuestra conciencia moral. “La renuncia de lo pulsional crea la conciencia moral, que después reclama más y más renuncias”.
    Su origen está en la culpabilidad:
    “El sentimiento de culpa es la expresión del conflicto de ambivalencia, de la lucha eterna entre el Eros y la pulsión de destrucción o muerte. Y ese conflicto se entabla toda vez que se plantea al ser humano la convivencia”.
    “Puesto que la cultura obedece a una impulsión erótica interior, que ordena a los seres humanos unirse en una masa estrechamente atada, sólo puede alcanzarse esta meta por la vía de un esfuerzo siempre creciente del sentimiento de culpa”.
    “La convivencia humana sólo se vuelve posible cuando se aglutina una mayoría más fuerte que los individuos aislados, y cohesionada frente a éstos”.
    Obstáculo de la cultura: la agresión. “¡Qué poderosa debe ser la agresión como obstáculo de la cultura si la defensa contra ella puede volverlo a uno tan desdichado como la agresión misma!”.
    O sea, con el instinto agresivo matamos al Padre (Edipo), entonces se satisface el impulso agresivo, pero, como también amamos al padre sentimos culpa. (Leer página 80).
    Cultura = Agresión reprimida + impulso sexual reprimido (produce agresión que genera culpa).

    8- A mayor culpabilidad mayor renuncia, a mayor renuncia más rígido el superyó (círculo). Si algo sale mal actúa más rígidamente. Además el miedo a perder el amor de los otros, el miedo a la autoridad (estado, leyes) y al superyó producen culpabilidad.
    10- Las neurosis.
    “Si el desarrollo cultural presenta tan amplia semejanza con el del individuo y trabaja con los mismos medios, ¿no se está justificado en diagnosticar que muchas culturas —o épocas culturales—, y aun posiblemente la humanidad toda, han devenido «neuróticas» bajo el influjo de las aspiraciones culturales?”
    Son síntomas que aparecen cuando los individuos no están satisfechos. (no sé que es neurosis, ¿ok?)
    11- “El superyó de una época cultural determinada tiene un origen análogo al del superyó individual…” (p.86)
    Cuadro comparativo de la evolución del individuo y de la evolución del proceso cultural, si alguien lo hizo por favor ¿me lo pasa? O ¿lo podemos ver en clase?
    Conclusión:
    “Me he empeñado en apartar de mí el prejuicio entusiasta de que nuestra cultura sería lo más precioso que poseemos o pudiéramos adquirir, y que su camino nos conduciría necesariamente a alturas de insospechada perfección. Puedo al menos escuchar sin indignarme al crítico que opina que si uno tiene presentes las metas de la aspiración cultural y los medios que emplea, debería llegar a la conclusión de que no merecen la fatiga que cuestan y su resultado sólo puede ser un estado insoportable para el individuo”. Pero “sólo nos queda esperar que la otra de las dos «potencias celestiales», el eterno Eros, despliegue sus fuerza para vencer en la lucha igualmente inmortal adversario”.
    (lo que no son citas de Freud lo "hizo" Giadorou)

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  4. Sol, muy buenas reflexiones y síntesis del texto... sería bueno que los demás se animasen... sobre todo a formular preguntas al texto!!!

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