Nietzsche
(1844-1900)
Les presentamos un texto de Nietzsche en el cual pueden ver su "sospecha" sobre la idea del yo, y algunas nociones muy semejantes a las de Freud en relación al "inconciente" y al "ello".
Les recomendamos una novela que ficciona un cruce entre Nietzsche, Breuer y Freud:
Les presentamos un texto de Nietzsche en el cual pueden ver su "sospecha" sobre la idea del yo, y algunas nociones muy semejantes a las de Freud en relación al "inconciente" y al "ello".
“Sigue habiendo cándidos observadores de sí mismos que creen que existen “certezas inmediatas”, por ejemplo “yo pienso”, o, y ésta fue la superstición de Schopenhauer, “yo quiero”: como si aquí, por así decirlo, el conocer lograse captar su objeto de manera pura y desnuda, en cuanto “cosa en sí”, y ni por parte del sujeto ni por parte del objeto tuviese lugar ningún falseamiento. Pero que “certeza inmediata”, así como “conocimiento absoluto” y “cosa en sí” encierran una contradictio in adjecto, eso lo repetiré yo cien veces: ¡deberíamos liberarnos por fin de la seducción de las palabras! Aunque el pueblo crea que conocer es un conocer-hasta-el-final, el filósofo tiene que decirse: “cuando yo analizo el proceso expresado en la proposición ‘yo pienso’ obtengo una serie de aseveraciones temerarias cuya fundamentación resulta difícil, y tal vez imposible, - por ejemplo que yo soy quien piensa, que tiene que existir en absoluto algo que piensa, que pensar es una actividad y el efecto de un ser que es pensado como causa, que existe un ‘yo’ y, finalmente, que está establecido qué es lo que hay que designar con la palabra pensar, - que yo sé qué es pensar. Pues si yo no hubiera tomado ya dentro de mí una decisión sobre esto, ¿de acuerdo con qué apreciaría yo que lo que acaba de ocurrir no es tal vez ‘querer’ o ‘sentir’? En suma ese ‘yo pienso’ presupone que yo compare mi estado actual con otros estados que yo conozco ya en mí, para de ese modo establecer, lo que tal estado es: en razón de ese recurso a un ‘saber’ diferente tal estado no tiene para mí en todo caso una ‘certeza’ inmediata”. - En lugar de aquella “certeza inmediata” en la que, dado el caso, puede creer el pueblo, el filósofo encuentra así entre sus manos una serie de cuestiones de metafísica, auténticas cuestiones de conciencia del intelecto, que dicen así: “¿De donde saco yo el concepto pensar? ¿Por qué creo en la causa y en el efecto? ¿Qué me da a mí derecho a hablar de un yo causa de mis pensamientos?” El que, invocando una especie de intuición del conocimiento, se atreve a responder enseguida a esas cuestiones metafísicas, como hace quien dice: “yo pienso, y yo sé que al menos esto es verdadero, real cierto” - ése encontrará preparados hoy en un filósofo una sonrisa y dos signos de interrogación. “Señor mío, le dará tal vez a entender el filósofo, es inverosímil que usted no se equivoque: más ¿por qué también la verdad a toda costa?”” (Nietzsche, Más allá del bien y del mal).
Literatura
YALOM, Irving. El día que Nietzsche lloró.
Diciembre de 1882. La joven y deslumbrante Lou Salomé concierta una misteriosa cita con Josef Breuer, célebre médico vienés, con el objeto de salvar la vida de un tal Friedrich Nietzsche, un atormentado filósofo alemán, casi desconocido pero de brillante porvenir, que manifiesta tendencias suicidas. Breuer, influido por las novedosas teorías de su joven protegido Sigmund Freud, acepta la peligrosa estrategia que Salomé le propone -psicoanalizar a Nietzsche sin que éste se dé cuenta-, sin saber que por su parte es víctima de una intriga personal tramada por la mujer. El día que Nietzsche lloró es una irónica vuelta de turca en la historia de la filosofía y el psicoanálisis, y una divertida ocasión de repasar la biografía de figuras que, como Freud y Nietzsche, han configurado el rostro contemporáneo de la cultura occidental.
"Es un intento de tocar el cielo con los dedos, al pretender sumergirse en el laberinto del pensamiento de Friedrich Nietzsche y no salir inmerso y contagiado de las profundas reflexiones filosóficas bajo las que circunscribe su pensamiento. En este marco, Irving D. Yalom en su obra "El día que Nietzsche lloró" hace un largo viaje a las profundidades del alma de uno de los más grandes espíritus librepensadores que ha habido en los apenas tres mil años de filosofía racional. Quién mejor que Yalom para hacer hablar en una novela la vívida conciencia de Nietzsche; él que conoce las profundidades de la conciencia, merced a su estudio penetrante de la psique humana, se encarga de esta sideral tarea."
hola.. Me encanta el punto de vista de este filosofo ya que critica lo mas simple, que es solo hecho de que los humanos podemos pensar.. pero en realidad que es pensar, hasta que punto pienso o se que es verdad una cosa, pienso porque realmente lo necesito o porque genera a mi una curiosidad que hace que se me despierten mas dudas e inquietudes.
ResponderEliminarCon respecto al libro me encanta la mirada que tiene Yalom y como lo va desarrollando, es muy interesante, y me encanta como de a poco Freud se va involucrando en la historia. Me parece un libro sumamente interesante que esta muy vinculado con la carrera.
un saludo!!
Andrea Manuel