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Tarsila do Amaral, "Operarios"



Una posible lectura del programa que les presentamos, es un corte transversal en nuestros textos, el de la noción de individuo y su vínculo con la sociedad y la civilización.

A partir de nuestras últimas lecturas, vemos con Marx que el individuo surge como titular de derechos al tiempo que como trabajador enajenado. Freud muestra, por su parte, la renuncia a la felicidad y la represión de los instintos para alcanzar la cultura o civilización, que resguarde al individuo de cualquier amenaza de los otros. En un sentido similar, Foucault dice que las luces que inventaron las libertades, también inventaron las disciplinas. ¿Nos recuerda aquella paradoja kantiana de “Razonad cuanto queráis, pero obedeced”? Cuando leímos el texto “¿Qué es la Ilustración?”, nos preguntamos si se podía decir que el hombre había llegado a la ilustración. Kant sostiene que sólo se puede “salir de la minoría de edad” o del tutelaje de otros “pensando por sí mismos”, es decir, a través del uso público de la Razón. Si leemos a Horkheimer, vemos que aquella idea de ilustración no ha sido alcanzada, dado que asegura que el individuo se ha identificado con la función que cumple en una organización mayor, es decir, con el uso privado de la razón que mencionara Kant. La modernización es un proceso irracional, y el individuo se ha convertido en un instrumento del mercado capitalista. Es la crítica que realiza la Escuela de Frankfurt a partir de la denuncia de Marx a la sociedad capitalista burguesa, en la cual el hombre se enajena en el trabajo. Desde el punto de vista latinoamericano, Dussel señala también el “mito” irracional de la modernidad, en relación a la justificación de la violencia y sometimiento a partir de falacias etnocentristas y desarrollistas europeas, que acabaron victimando a inocentes, haciéndolos culpables de su sometimiento. A través de las lecturas, hemos visto que aquellos ideales pretendidamente emancipatorios y racionales de la modernidad, sobre todo a partir de la Revolución Francesa, se encontraban separados por una delgada línea de aquellos que justifican la irracionalidad. Por ejemplo, una de las consecuencias que señala Mario Heler en su texto “La cuestión moderna del individuo” es cómo a partir de la noción de igualdad natural, que ponía a los individuos en iguales condiciones de gobernarse por sí mismos (lo cual quería decir romper los lazos jerárquicos de las monarquías) –concepto emancipador racional-, se justifican las desigualdades sociales (pero podemos agregar, también raciales, de género, religiosas, etc). En este sentido, vemos cómo la idea de una “naturaleza humana” se vuelve peligrosa, si consideramos que a partir de ella se concretaron sometimientos y genocidios –en caso de las colonias no sólo americanas, sino también africanas, y de oriente. O su parentesco con una “raza pura”, tal como la concibió el nazismo. Marcuse, como veremos en “La vejez del psicoanálisis” nos dice que ha “envejecido” el objeto del psicoanálisis, es decir “el individuo”. ¿Qué querrá decir? Continuaremos con ello.

Pero antes: ¿de qué modo podemos todavía justificar un "encuentro de dos mundos"? Si tienen a mano el Diario Uno del domingo 3 de octubre, hojeen el interior. Acá va la tapa:

 

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