Individuo y modernidad
Kant, en su famoso escrito ¿Qué es la ilustración?, responde diciendo que es la salida a nuestra autoculpable minoría de edad. Con "minoría de edad" hace referencia a la incapacidad de valerse del entendimiento sin la dirección del otro". Y minoría de edad de la que el hombre es autoculpable o responsable, porque "la causa de ello no radica en un defecto del entendimiento, sino en una falta de decisión y coraje para valerse de él" sin la dirección de otro. Ser ilustrados es romper las cadenas de tutelaje, pensar por sí mismos. Pero, eso sí “razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced”. Individuo y modernidad parecen ir de la mano. Según Heler, el individualismo es un signo distintivo de la modernidad. Mientras el pensamiento liberal asume el papel de promotor y defensor del individuo, desde el punto de vista político, vemos también el surgimiento de aparatos institucionales que escriben sus reglas para poner límites a ese poder individual. Ello obedece a la necesidad de cohesión social en la reciente formación de los Estados Nación. La idea de individuo político moderno hacer referencia, por tanto, al titular de derechos. Esta idea se basa sobre la de la igualdad de los hombres, que tiene su antigua versión cristiana, “todos los hombres son iguales a los ojos de dios”.
¿Qué nuevos matices imprime la modernidad a esta idea de la igualdad natural? En primer lugar, en la relación de dominio del hombre sobre la naturaleza. La famosa dualidad del sujeto-objeto implica el dominio de uno sobre otro: conocer es de algún modo devorar. Desmenuzar. La dignidad humana se asocia al trabajo, desde el punto de vista liberal, es la forma que el hombre tiene de apropiarse de sí mismo y de los frutos de su actividad. Surge así la propiedad privada. Este es mi cultivo, dado que he sido yo quien le ha impreso el trabajo para transformarlo de tierra árida a frutos para la supervivencia. Aparece así, en ciernes, el capitalismo. Que el individuo sea propietario implica que posee control sobre sí mismo, que es “dueño” de sí mismo, y que es dueño de lo que su trabajo le da. El derecho a la propiedad supone, por tanto el de la libertad individual. No hemos mencionado aún una cuestión fundamental a esta idea de los hombres libres e iguales. Ella supone la de un individuo racional. El desplazamiento que se produce en la modernidad de Dios al hombre se efectúa sobre la base de una confianza ilimitada en la Razón. La filosofía de la sospecha denunciará que en realidad el absoluto se ha desplazado de un lugar (Dios) a otro (la Razón). La Razón se instituye como nuevo dios en el mundo moderno.
Otro nuevo matiz en relación a la igualdad natural entre los hombres es que los pone en iguales condiciones para gobernarse por sí mismos. Políticamente ser iguales significa romper los lazos jerárquicos que hasta el momento existían en las sociedades paternalistas tradicionales como en las monarquías absolutistas. Es la mayoría de edad que Kant mencionaba. La posición en la sociedad no responderá más a una cuestión heredada, sino que se conquista mediante los méritos logrados.
Ahora bien, la igualdad de derechos abre la posibilidad de justificar desigualdades. Si los hombres son igualmente capaces de logros, los resultados desiguales en relación al trabajo se originan en el buen o mal uso de sus capacidades. Según Heler, esto más bien responde a la preocupación político-económica que pretender dar legitimidad a las desigualdades de clases en una sociedad de mercado. La distribución desigual de la riqueza se disfraza de aprovechamiento o desaprovechamiento de la libertad y de la racionalidad, ambas repartidas equitativamente entre todos los hombres. En el fondo, se trata de pensar la sociedad moderna como una serie de “relaciones entre propietarios”, es decir, relaciones mercantiles. Quienes no poseen propiedades materiales tienen en sus manos la fuente de su riqueza: el trabajo.
Ahora bien, la racionalidad del sistema productivo aumenta la organización y centralización. Los espacios para la individualidad se restringen. Así, la “eficacia”, la “productividad”, la “inteligencia planificada” son los dioses a cuyo servicio se encuentran las sociedades. El individuo parece ser una ínfima que tiene que sacrificarse en función de una maquinaria mayor. Llegamos así a una cosificación del hombre, y a la dualidad que desde la modernidad también es justificatoria del dominio de unos hombres sobre otros.
Arturo Roig, en Teoría y crítica el pensamiento latinoamericano, denuncia esta dualidad, señalando el contenido ideológico de la misma, de la siguiente manera:
"Las ideologías justificatorias de las relaciones de dominación y de explotación acaban estableciendo una incompatibilidad entre lo que consideran dos órdenes disociados, el del ser y el del tener, el del alma y el del cuerpo, el del sujeto puro y el del sujeto empírico, el de la fuerza y el del derecho, el del significado y el del significante, todo ello a costas del ocultamiento de la tenencia, la coporeidad, la empiricidad, la emergencia social y la palabra." (ROIG, A. Teoría y crítica el pensamiento latinoamericano).
Nos topamos aquí con lo irracional de la modernidad. Irracionalidad que también denunciará Dussel. Se trata de una paradoja dialéctica mencionada por Horkheimer, la creación de las condiciones para la liberación humana de la Necesidad no produce esa liberación. La perversa extensión del dominio del hombre sobre la naturaleza se desplaza al dominio sobre el hombre.
¿Cómo proyectan esa relación de dominio del hombre y la naturaleza? ¿Siempre el trabajo dignifica? ¿Qué consideración tienen acerca de las desigualdades? ¿Podemos extender esta idea de hombre, como individuo, a todas las razas del mundo? El derecho a la propiedad supone el de la libertad individual. Pero no hemos aquí hablado de felicidad…
Igualdad y diferencia
En el texto de Heler encontramos que la conceptualización en la modernidad de una igualdad política, que enarboló banderas en la Revolución Francesa, dio lugar al reconocimiento de lo que hoy llamamos derechos civiles y políticos, los derechos de primera generación. El problema que señala Heler es que esta igualdad de derechos abre la posibilidad de justificar desigualdades económicas. Iremos un poco más allá de lo económico.
Cuando hablamos de igualdad, hay dos conceptos que pueden oponérsele. La desigualdad, desde un punto de vista político y socio-económico. Y la diferencia, desde una perspectiva ontológica. En una comunidad de argumentación, tal como Dussel señala respecto de Bartolomé de las Casas, lo importante es que haya una igualdad política (que todos podamos participar y expresarnos en igualdad de condiciones, en fin que nuestra palabra sea tan válida como la de cualquiera), pero sin olvidar que haya también una diferencia ontológica (es decir, que cada uno de nosotros no es cualquiera, que cada uno es diferente: piensa diferente, siente diferente, cree en lo que cree). De lo contrario caemos en lo que hoy llamamos "discriminación": tratar igual al que es diferente, o tratar diferente al que es igual.
Queremos preguntarnos: ¿qué hay cuando la igualdad de oportunidades se transforma en la igualdad a toda costa? ¿Cuándo la igualdad de derechos se desplaza a la homogeneización, a la homologación? La escuela, como dispositivo de poder estatal, en pos de garantizar a todos la educación como derecho, también ejerce la igualdad en sus prácticas cotidianas, pedagógicas, anulando la diferencia, la singularidad. También, de algún modo, puede instrumentalizar al ser humano, al niño, cosificarlo, olvidarlo como sujeto de reconocimiento. Analicemos las siguientes imágenes del pedagogo Francesco Tonucci:
Hola. Desde de mi punto de vista se ve una discriminación en los casos donde la mayoría de la gente no puede discernir en lo que realmente quiere elegir y eso no le hace bien para su bienestar psicológico y social. ¿Qué es discriminar?, hasta que punto la gente discrimina para sentirse bien, o hacer que estar bien. ¿Quién discrimina? desde mi punto de vista la mayoría de la gente lo hace, pero lo que realmente lo que no entiendo porque lo hacen; si todas las personas tienen la misma igualdad de derecho,y donde la sociedad no comprende lo que realmente pasa. Entonces se podría decir que la sociedad está inmersa en un mar donde no puede salir, y que este todo tipo de discriminación va a ir aumentando. ENTONCES COMO HACER PARA PARAR ESTO, QUE CADA DÍA AUMENTA MÁS....
ResponderEliminarAndrea Manuel
Mario Heler: La igualdad de derechos justifica desigualdades.
ResponderEliminarPuede ser una verdad parcial con consecuencias de exclusión: justo lo que un sistema capitalista quería encontrar. Es la justificación de la diferencia entre clases, explica, al igual que la sociobiología y las teorías de selección natural, que el que no “llega” es por algún factor propio, ya sea pereza, falta de iniciativa, conformismo, etc., por que los factores externos vienen servidos IGUALES para unos y para otros. Para ejemplificar esta afirmación del filosofo Mario Heler vayámonos al mundo del montañismo, donde no corren las mismas leyes y riesgos que en el mundo urbano.
¿Quién llega a la cumbre?
En el terreno (hielo, roca, río, nieve) hay elementos que pasan a segundo plano. El status social cae en una grieta profundísima, la edad se esconde tras la bruma, hay veces que hasta el sexo no presenta más diferencias que la fuerza física. El color de piel, el idioma, el estado civil, los euros acumulados bajo el colchón… como si estos aspectos fuesen las capas de una cebolla, a medida que subimos, las vamos desechando: No podemos alcanzar la cumbre tan pesados. En un momento como este:
el ser se sintetiza. Sólo hay un aquí y un ahora.
Un necio podría argumentar: ah, pero es necesario tener plata y tiempo, para comprar el quipo caro y viajar a esos lugares, a lo que contestaríamos, todo es posible. No hay límites externos ni excusas (salvo las leyes físicas como la gravedad), que nos impidan llegar. Hasta el más pobre puede motivarse y ser parte del mundo andino, quizá tarde más en tener un equipo apropiado, pero eso no es un impedimento. Uno empieza y el equipo llega: te lo prestan, revenden a muy bajo precio o es un regalo del cerro.
También se podría argumentar: en la montaña salen a luz las experiencias personales que nos fueron marcando a lo largo de nuestro desarrollo. No lo niego, hay un coctel en el alma de todo lo que nos formó, de todo lo que creemos ser, (sí, lo que mamamos nos condiciona). Ahora bien, está en cada uno de nosotros como individuos ir más allá (más acá, diría yo; acá, tocándome el corazón y la cabeza), y decir, sí, soy especie condicionada por el factor biológico, también sujeto inmerso en una sociedad determinada, matriz que me moldea, pero también soy Yo.
Yo SOY, y quien pasó por esto,
…sabe de lo que estoy hablando.
Mario Heler: Igualdad de condiciones, tiranía de la mayoría.
ResponderEliminarLas instituciones escolares masacran las diferencias y los rasgos personales de cada niño. En un mundo donde ser diferente se paga demasiado caro el niño aprende a mimetizarse para sobrevivir. De no lograr esta estrategia de adaptación tendrá que enfrentar la coacción castradora del entorno: maestras, compañeros, sus padres, etc., y en última instancia, la exclusión/expulsión: como bien ilustra Frato “Se recomienda que el niño vaya a un aula especial porque es diferente”.
En una segunda historieta puede verse como los niños individuales ingresan al edificio donde son moldeados con máquinas y aplastados con material didáctico. Quienes sobreviven al proceso de mutilación personal van por la cinta en cuyo cartel se lee “carrera, bienestar, cultura, dignidad, poder. Hay otro tubo con la insignia “desechos”, el destino de todos aquellos niños que no pudieron encajar dentro de los parámetros de suficiencia de la institución-monstruo.